Te doy gracias, te doy gracias
porque me has escogido portentosamente,
te doy gracias.
Señor, tú me sondeas y me conoces,
me conoces cuando me siento y levanto,
de lejos penetras mis pensamientos,
distingues mi camino,
distingues mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
Formaste mis entrañas,
me tejiste en el seno materno,
admirables son, Señor, todas tus obras,
mi alma y mis huesos conocías,
cuando en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra.
Incomparables, Señor, son tus designios
e inmenso su conjunto,
son más que las arenas si los cuento
y al final tu siempre permaneces,
no permitas que haya desvío en mi senda,
guíame tú por el camino hacia lo eterno.
Tomado de la mano, con Jesús yo voy,
le sigo como oveja que encontró al pastor.
Tomado de la mano, con Jesús yo voy,
a donde Él va. (bis)
Si Jesús me dice: “Amigo, deja todo y ven conmigo
donde todo es más hermoso y más feliz”.
Si Jesús me dice: “Amigo, deja todo y ven conmigo”
yo mi mano pondré en la suya e iré con Él.
Yo te llevaré, amigo, a un a un lugar conmigo,
donde el sol y las estrellas aún brillen más. Yo te llevaré, amigo, a un a un lugar conmigo,
donde todo es más hermoso y más feliz.
Te seguiré a donde quiera que vayas, Jesús, yo te seguiré, porque eres tú camino,
verdad y vida, en ti la paz encontré. (Bis)
Eres Camino de lucha por el hombre y por el bien,
que pasa por el Calvario, pero que sigue después,
senda que empieza en las manos del Padre,
para volver, después de cruzar la historia,
a sus manos otra vez.
Eres Verdad que no muere, eres la única verdad,
que no se vuelve pasado, inútil de superar.
La que el hombre necesita con más urgencia que el pan,
agua de vida que calma nuestra sed de eternidad.
Eres Vida que florece cuando a nuestro alrededor
toda la vida perece, menos la tuya, Señor.
Vida eterna que en nosotros pones Tú, con la misión
de sembrarla en cada pueblo y en cada corazón.
Santo, Santo, Santo es el Señor,
es el Señor, es el Señor.
Llenos están cielos y tierra de tu gloria, llenos están.
Hosanna en las alturas,
bendito es el que viene, en nombre,
en nombre del Señor.
Hosanna, hosanna, bendito es el que viene.
Hosanna, hosanna, en nombre del Señor.
Como la hierba que se renueva cada mañana, renuévame, Señor, en ti. Con el rocío de tu perdón y tu esperanza, con el sol de tu palabra y de tu amor.
Tú conoces, Señor, nuestra miseria
porque somos obra tuya,
porque tu mano nos sacó desde la tierra para ti,
y sin embargo está en la tierra todavía nuestro amor.
Levántanos del polvo del olvido,
de tu ser, y de tu cruz
conviértenos a ti constantemente,
renuévanos tu fe a todas horas.
Líbranos, Señor, del miedo de morir
y de la angustia de vivir sin tu confianza.
Porque la tierra entera gime por tu llegada,
porque fuera de ti, Señor, no hay nada.
Levántanos del polvo del pecado,
conviértenos en luz para este mundo.
Tú conoces, Señor, nuestro delito
de cansarnos, de sufrir por la verdad,
de creernos satisfechos y suficientes,
de no amar a los demás, hasta el final.
Tú nos haces necesarios unos de otros,
tú nos mandas a vivir en comunión.
Reúnenos, Señor, ante tu mesa
y aliméntanos siempre con tu pan.
Felicidad de vivir en tu casa
y de alabarte por toda la vida.
Qué bueno es estar en tu casa. Aleluya.
Padre mío y Dios mío, Aleluya,
cuánto anhela mi alma, Aleluya,
y que ardiente desea, Aleluya.
habitar en tu Templo, Aleluya,
todo me alegro en Ti, Señor.
Su nido hallan todas las aves, Aleluya,
donde poner polluelos, Aleluya,
también las golondrinas, Aleluya.
Yo encontré en tus altares, Aleluya,
el lugar de mi dicha, Aleluya,
yo te he encontrado a ti, mi Dios.
Dichoso el hombre que en ti pone, Aleluya,
toda su fortaleza, Aleluya,
y que con pasión quiere, Aleluya,
caminar por sendas, Aleluya,
yendo por los desiertos. Aleluya,
lluvias y fresco siempre hallará.
Manos honradas de carpintero,
manos benditas de buen pastor,
manos que parten su pan con todos,
con el amigo, con el traidor.
Manos que alzan su copa al mundo,
ofrecen vino y en el se dan,
y día a día, la historia vuelve,
brindando eterna Cena Pascual.
“Este es mi cuerpo, esta es mi Sangre, y en mi memoria siempre lo harán.” Su despedida es una entrega con un sentido de eternidad. Momento cumbre de aquel que vino trayendo al mundo su eterna luz. Ya no hay tinieblas, las dudas mueren, camino y vida eso es Jesús.
El mundo es Cena donde se sienta
aquel que lucha brindando amor,
aquel que sabe lo que es hermano,
sin egoísmo y sin rencor,
pero la historia de aquel día vuelve
y en ella vemos al vil traidor
quien a su amigo entrega por miedo,
por acomodo, por ambición.
Para que se amen los he llamado,
que tengan vida es mi voluntad,
en un abrazo vivan unidos,
que ésta es la Cena de la hermandad.
Alcen la copa hasta el fin del tiempo,
partan el pan, repartan amor.
Soy el Cordero que por ustedes
en sacrificio hoy se entregó.
Que el que posee dé al que no tiene,
que aquel que es grande aprenda a servir,
que el más pequeño sea el primero,
de los que acuden a este festín.
Lavar los pies, cual signo fraterno,
unos a otros habrán de hacer,
comer mi Cuerpo, beber mi Sangre,
que en mis hermanos me quedaré.